miércoles, 6 de julio de 2011

LOS SALMOS, ORACIÓN DE LA ASAMBLEA.

Maravillas de Yahveh Sal 104., mandamientos Sal 15 81., profetismo Sal 50, sabiduría Sal 37., toda la Biblia confluye en los salmos como por capilaridad y en ellos se convierte en oración. El sentimiento de la unidad de la oración del pueblo elegido fue el que presidió su elaboración, como también su adopción por la Iglesia. Dios, al darnos el salterio, nos pone en la boca las palabras que quiere oir, nos indica las dimensiones de la oración.


1. Oración comunitaria y personal.

Con frecuencia la nación entera exulta, se acuerda o se lamenta: «;acuérdate!» , «¿hasta cuándo?» Sal 44 74 77; otras veces, la comunidad de los piadosos Sal 42,5; los cánticos de las subidas... El templo, presente o lejano, medio de resonancia de la oración de la asamblea Sal 5,8 28,2 48,10.. se evoca frecuentemente en ellos. Se invoca a los justos Sal 119,63, que sirven de argumento: no pierdan la fe al vernos caer Sal 69,7; se les pondrá a! corriente cuando sea escuchada la oración Sal 22,23=Heb 2,12.

A pesar de la constante repetición de las mismas expresiones, el salterio no es un mero formulario o ceremonial. El acento espontáneo indica su origen en una experiencia personal. Aparte las oraciones propiamente individuales, sobre todo el lugar que se asigna al rey ilustra la igual importancia que se da al individuo y a la comunidad: el rey es con un título eminente una persona única, y al mismo tiempo el grupo halla en él su símbolo viviente. La atribución tradicional de la colección a David, que fue el primersalmista, indica su enlace con la oración mediadora de Jesús, hijo de David.

2. Oración de la prueba.

La oración de los salmos parte de la existencia en sus diversas situaciones. En ella se percibe poco el perfume de la soledad Sal 55,7 11,1; en cambio se oye mucho la plaza pública y la guerra Sal 55 59 22,13s.17, cosa que convierte al salterio en un texto más caótico y ruidoso de lo que algunos podrían esperar de un libro de oraciones. Si se llama a Dios con estos gritos, con estos rugidos Sal 69,4 6,7 22,2 102,6, es que todo entra en juego, que se tiene necesidad de él con toda la persona, alma y cuerpo Sal 63,2. El cuerpo, con sus pruebas y sus goces, ocupa en esta oración el lugar que le corresponde en la vida Sal 22 38.. El salmista busca todos los bienes, el tór Sal 4 y sólo los espera de Dios.

Por el hecho de no renunciar a vivir con Dios ni a caminar acá en la tierra, se prepara al crisol de la prueba. Fuera de esta perspectiva —la experiencia de la dirección de Dios en los caminos del hombre que marcha— no se puede comprender su oración. Los gritos de súplica parten de los momentos en los que se pone a prueba la espera de la fe. ¿se frustra o no el designio de Dios sobre el individuo o el pueblo? En torno al suplicante se ignora la oración Sal 53,5; se le acosa: «¿Dónde está tu Dios?» Sal 42,4, y él mismo se interroga Sal 42-43 73: su certeza no es de esas a las que la vida no puede sustraer ni aportar nada. Esto ilustra los pasajes en uyle la inocencia se proclama a sí misma, no por pura complacencia, sino frente al peligro y porque el enemigo, siempre presente, la niega Sal 7,4ss y 26, que se reza en la misa.

3. Oración asegurada.

El leitmotiv de la oración de los salmos es batah: fiarse Sal 25,2 55,24.. Esta confianza que pasa de la risa a las lágrimas y viceversa Sal 116,10 23,4 119,143 se equilibra entre la súplica y la acción de gracias. Se dan gracias incluso antes de haber obtenido algo Sal 140,14 22,25ss Jn 11,41. Los salmos que sólo contienen alabanza son una parte importante de la colección. Los tres jóvenes que alaban juntos en el horno constituyen una imagen genérica para el salterio.

4. Oración en busca del verdadero bien.

El hombre, al esperar de Dios el bien, cualquiera que sea, es invitado a superarse mediante el descubrimiento de que Dios mismo se da juntamente con este bien. Se declara el gozo de vivir bajo la mirada de Dios, de estar con él, de habitar su casa Sal 16 23 25,14 65,5 91 119,33ss. En cuanto a la esperanza de que Dios dé acceso al hombre a su propia vida, no se puede afirmar que se alimente de ella la oración de los salmos; sin embargo, en ella se presiente este don gratuito Sal 73,24ss 16. El que esté modelado por la oración de los salmos estará preparado para recibirlo y hallará en ellos la forma de expresar esta experiencia.

5. El salterio, oración de Jesús.

En efecto, la revelación de Jesús autorizará una transposición y un enriquecimiento de las esperanzas del salmista; no suprimirá su raíz en nuestra condición humana. Además, la aplicación de los salmos a Cristo podrá hacerse independientemente de toda transposición: los salmos serán su oración Mt 26,30; los salmos lo formarán, como a todos los que le rodean. Una piedad atenta al interior de Jesucristo ¿podría descuidar este documento básico?

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